Establece que cuanto mayor es la variedad de acciones de un
sistema regulado, también es mayor la variedad de perturbaciones posibles que deben ser
controladas. Dicho de otra manera, la variedad de acciones disponibles (estados posibles) en un
sistema de control debe ser, por lo menos, tan grande como la variedad de acciones o estados
en el sistema que se quiere controlar. Al aumentar la variedad, la información necesaria crece.
Todo sistema complejo se sustenta en la riqueza y variedad de la información que lo describe,
pero su regulación requiere asimismo un incremento en términos de similitud con las variables
de dicha complejidad.
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